Hora de saber quien soy y sobre todo....lo que soy

=POV EREK=

Todo el maldito día me la pase con mis hermanos cazando y luchando, la lucha parecía ser el mejor relajante para dejar de pensar en ella…Valeria, con el solo hecho de pronunciar su nombre sentía esa maldita sensación de posesión expandiéndose por todo mi cuerpo y saliendo por cada podo de mi piel, sentía esa fragancia por todo el lugar.

―Maldición Erik, no me digas que me quieres marcar―se burlo Víctor, clave la mirada en él y mis caninos se extendieron hasta rozar mi labio, le gruñí

―Cierra la boca

―Lo siento―se río―pero si no te calmas comenzare a creer que…

―Que te calles―le gruñí de nuevo, intente tranquilizarme y alejar aquella fragancia de mi cuerpo, pero no podía dejar de pensar en ella.

―Si me dejas darte un consejo, deberías ir a buscarla

― ¿De qué hablas?

―De la mujer que logro enamorarte

―No estoy enamorado―dije con los dientes apretados

―Bueno…atraído como quieras decirle, yo sé mejor que tú de eso y no podrás estar mucho tiempo lejos de ella

―Si lo estuve 22 años… ¿por qué ahora no podre?

―Porque antes no la habías encontrado, no la conocías…pero ahora bueno, ya sabes quién es, donde vive

―Me largo―me levante del sofá y camine hacia la puerta del baño

―Sí, ve a bus…―gire y le lance una mirada asesina, dejo de hablar pero no dejo de reír.

Me fui a mi habitación y me metí al baño, abrí la regadera, el agua caliente recorrió cada musculo relajándolo,  me enjuague y elimine todo rastro de sangre. Una vez que termine me vestí y fui a la sala de nuevo, Víctor ya no estaba ahí, abrí la puerta que daba a la calle, el sol se estaba ocultando por lo que no me haría tanto daño, quería dejar de pensar en ella, pero Víctor tenía razón, cuando un vampiro encuentra a su compañera, ya no puede vivir sin ella.

―Patético―susurre, pero cierto, no había mejor ejemplo que el de mi hermano, agite la cabeza para alejar aquel recuerdo tan doloroso.

No sé por cuánto tiempo estuve caminando, pero me sorprendí cuando me detuve al lado de la casa de Valeria, estaba a punto de irme horrorizado por lo fuerte que podía ser encontrar a tu pareja cuando un motor muy conocido se detuvo frente a la casa, era el auto de Valeria pero ella…no venia sola, una sensación se extendió por toda mi columna vertebral quemándola por completo, mis colmillos despertaron y se alargaron.  Bienvenido al mundo de los celos―pensé, me acerque un poco más, escondiéndome entre los árboles que rodeaban su casa, el aíre se me salió como si me hubieran dado un  golpe en el estomago con una enorme roca, ese miserable humano la estaba besando, estaba besando esos labios que solo podían pertenecerme a mí, no…esos labios ya me pertenecían, podía oler la fragancia que desprendía ese humano mientras besaba a Valeria…era sexo, la deseaba y lo que más me sacaba de quicio era que la amaba y se detendría si ella se lo pedía.

Un minuto después sus labios se separaron y bajaron del auto, comenzaron a bajar bolsas de la cajuela hasta que no quedo ninguna, estaba esperando el momento en que ese infeliz se largara.

―Gracias―le dijo Valeria

―Tus llaves― el maldito humano se río y extendió la mano para entregarle las llaves

―Gracias―repitió  

―Espera―se abalanzo a su boca de nuevo, esta vez no me contuve y solté una maldición después de un gruñido, antes de que pudiera detenerme o pensar si quiera, me encontré caminando a prisa hacia ellos, mis pasos resonaban con tanta fuerza que ambos se separaron y voltearon a verme

―SUELTALA―grite

―Entra―le susurro el humano

―No

―Valeria por favor…entra a la casa―le dio un empujón― Y tú…tranquilízate―me apunto con el dedo, camine más rápido y cuando estuve frente a él le lance un puñetazo el cual esquivo girando hacia la izquierda, me moví y volví a lanzar un golpe, esta vez no falle, le rompí el labio

―NO―grito Valeria corriendo hacia nosotros

―Maldita sea Valeria, ¿a caso no entendiste lo que dije?

―A ella no le hablas así―di un salto y con la punta del zapato le di en la nariz, la sangre comenzó a brotarle a borbotones, comenzó a decir una sarta de estupideces mientras se sostenía el puente de la nariz, le iba a lanzar un buen puñetazo pero lo esquivo de nuevo y me golpeo en las costillas, gruñí y le regrese el golpe, tropezó y callo

―BASTA POR FAVOR―suplico la mujer, mi mujer

―Lo dejare, si le pides que se largue

―Llamare a la policía―me amenazo

―Bien…hazlo, mientras tanto yo seguiré…―no termine la frase, un pequeño puño golpeo mi mandíbula, a penas si logro moverme, lo que me dejo perplejo fue la valentía de Valeria, para ser una humana pequeña tenía un gran espíritu guerrero. Deje de golpear al humano y gire el rostro para mirar a Valeria, su mirada era retadora, aunque podía oler un poco de miedo en ella no lo demostraba, si ya me gustaba, ahora no había palabras dignas de ella.

―Da un paso más y te juro que no vivirás para contarlo

― ¿A sí? ―di dos pasos más hacia ella

―Ni un paso más―me señalo con el dedo, alargue la mano y la jale a mi pecho, la sensación simplemente fue…abrumadora.

―Suéltame― comenzó a forcejear, pero estaba claro que yo era más fuerte que ella, se agitaba de un modo violento tratando de empujarme y hacerme algún daño, pero todos sus esfuerzos eran en vano

―Que la sueltes―el humano intentaba levantarse del suelo, pero lo había dejado en un muy mal estado, pase la palma de mi mano sobre el rostro de Valeria y de inmediato cayó en la inconsciencia, escuche un par de teclas ser presionadas, tome el teléfono celular del humano y lo partí a la mitad

―Por tu bien más vale que te largues

― ¿Qué le hiciste? ―jadeo mientras se levantaba

―Ya no es de tu incumbencia―camine hacia la entrada de la casa de Valeria, cerré la puerta de un portazo, la lleve directo al sofá y comenzó a despertarse.

―Hay―se quejo―mi cabeza

―No te levantes, te marearas―levanto la mirada y me miro con horror

―Maldición ―se levanto del sillón de golpe y estuvo a punto de caer, me moví rápidamente y logre sostenerla

― ¿Cómo hiciste eso?

―Alargue las manos e impedí que cayeras

―Sí claro―siseo, llevo una mano a su cabeza y la froto suavemente― ¿Qué haces aquí?

― Fuimos a comprar, te traje a casa y te desmayaste

― No, no recuerdo…pero tengo un dolor de cabeza horrendo―eso era extraño, normalmente al borrarle la memoria no sucedía aquello, a menos que al regresarle una parte de esta sucediera o quizá ella no era una chica “normal”

―Siéntate―la tome de la cintura y la puse junto a mí en el sofá, recargo la cabeza en el respaldo de este y cerró los ojos, no pude evitar acercarme a ella, su aliento me envolvía la nariz, su cuello esbelto y esa vena palpitante me llamaban, incitándome a marcarla para que todo aquel que quisiera acercársele supiera que ella era mía, mía y solo mía.

Abrió lentamente los ojos, quise perderme en ellos o quizá ya lo estaba, me acerque a sus labios como un animal asechando a su presa. Era tan esquicito volver a sentir esos labios suaves, carnosos y de un hermoso color rojo, que ningún carmín lograría imitar. Enrede mis manos en su cabello y le introduje la lengua en la boca, me regalo un hermoso suspiro y su aliento mentolado me enloqueció, mis colmillos se alargaron y mi boca bajo hasta su cuello, lo bese y lamí, quería morderla, marcarla, hacerla mía, mi compañera.

Jalo mi cabello de una manera suave, busco mi boca y su lengua rozo mis colmillos, habia llegado el momento de revelarle quien y que era yo. Era demaciado pronto, lo sabía, pero no habia otra salida...

Ohla peqeñas huuuii perdon por perderme

esqe pff he andado como loca y lugo qe el internet

me fallo y luego se me olvido pagarlo jjajja no bueno

ando hecha un lio espero les guste el capi y pues me comenten

porqe solo angela y alejandra me comentan ahha

y como qe pierdo el animo U.u''

jjejje bueno me voii peqeñas besos las kiero